Paul Gaugin

Paul Gauguin y la bella Angela

                                                                                                                      Paul   GAUGUIN
                                                                                                                   LA  BELLA ÁNGELA

Gauguin pintó este retrato de una de las mujeres más hermosas de la región durante su tercer viaje a Pont-Aven. Cuando  la modelo vio la tela, quedó horrorizada y se la devolvió al pintor, quien se quedó muy triste porque pensaba que el retrato era muy bueno.

Gauguin pintó este retrato de su hotelera Marie Angélique Satre en 1889. En aquella época,  y a pesar de  su falta de  éxito, el  pintor estaba  en plena  experimentación pictórica. La exposición del grupo impresionista y sintetista del café Volpini, en  la que había presentado diecisiete obras en el  mes de mayo, acababa de finalizar con un sonado fracaso financiero.

LA OBRA
 Imitando un procedimiento muy utilizado por los japoneses, Gauguin recortó el retrato de la modelo en un círculo y lo dispuso sobre un fondo azul decorativo.  La expresión hierática y la rígida pose de lo hotelera, vestida con el traje de fiesta de Pont-Aven, le da un aspecto casi caricaturesco. En el lado izquierdo  se incluye una cerámica peruana que  también  se encuentra en otra de sus obras, la joven bretona.

Esta tela formó parte de una importante etapa en la evolución de Gauguin. Esta renuncia progresiva al  impresionismo para experimentar la compartimentación y la síntesis, está marcada por  una simplificación de las  formas y los tonos. Esta asombrosa composición desconcertó a más de uno. Pero actualmente se encargan muchas reproducciones de este cuadro

Pero el galerista Théo Van Gogh, hermano de Vincent, se interesó por lo originalidad de este retrato cuando  Gauguin  se lo envió:
“La expresión de la cabeza y la actitud están muy bien resueltas. La joven se parece un poco a una vaca, pero tiene algo tan fresco y al mismo tiempo tan natural que resulta muy agradable de ven”

Por desgracia  para  Gauguin,  su modelo  se entusiasmó mucho menos . Cuando le  ofreció  el retrato, lo único que dijo fue   “Qué  horroroso…”, y lo rechazó categóricamente. Gauguin  se puso muy triste..  porque, tal como afirmó después, pensaba   que era el mejor retrato que había hecho en todo su vida.

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